...Comimos con el mejor apetito, en la majada de Remoña, teniendo al lado una buena pella de nieve para enfriar nuestros vinos, y después volvimos a Portilla, donde hicimos noche. Al día siguiente resolvimos ir a Caín, y nos dirigimos al puerto de Pan de Trábes, desde donde anduvimos casi una legua en cuesta para llegar a Santa María, primer pueblo de Valdeón, por las vueltas que forma el camino. Otra legua después, bajando siempre, llegamos a Prada, siguiendo la orilla derecha el Cares, que en Asturias pierde su nombre, desaguando en el Deva, que baja de la Liébana. En Prada descansamos un rato y seguimos a Caín, que se halla legua y media más abajo, tomando en Posada por la orilla izquierda del río. Cordiñanes se deja a la derecha después de andar dos kilómetros. Otros dos kilómetros antes de Caín dejamos los caballos. Desde allí el valle no es más que una hoz cubierta de piedras sueltas, muchas de ellas de gran tamaño, que fueron arrastradas por el río en las avenidas, o que se desprendieron de aquellos derrumbaderos. En un punto pasa el camino por debajo de una de estas piedras, que en su caída quedó suspendida como la clave de un arco, distante del suelo poco más de un metro.
Una estacada de tres metros de altura con su puerta cierra la hoz y el río un poco más adelante. Allí comienza la tierra de Caín, que puede compararse a un redil. Los ganados andan allí sueltos por todas partes sin pastores ni perros que los guarden; porque el río entra mas abajo en una estrecha canal de paredes verticales por donde solo un pájaro pudiera pasar; a los lados cierran el término peñas inaccesibles, y todo él se halla cerrado y formado de terreno tan fragoso, que los carros son allí muebles inútiles no menos que las caballerías; así es que hasta la recolección de la yerba se hace sin otros vehículos que las espaldas de los vecinos...
Por Casiano Prado en Revista minera.
En los Picos de Europa… en 1860…
Una estacada de tres metros de altura con su puerta cierra la hoz y el río un poco más adelante. Allí comienza la tierra de Caín, que puede compararse a un redil. Los ganados andan allí sueltos por todas partes sin pastores ni perros que los guarden; porque el río entra mas abajo en una estrecha canal de paredes verticales por donde solo un pájaro pudiera pasar; a los lados cierran el término peñas inaccesibles, y todo él se halla cerrado y formado de terreno tan fragoso, que los carros son allí muebles inútiles no menos que las caballerías; así es que hasta la recolección de la yerba se hace sin otros vehículos que las espaldas de los vecinos...
Por Casiano Prado en Revista minera.
En los Picos de Europa… en 1860…