viernes, 25 de septiembre de 2009

Carlos Haes


...José Estrada, cuya actitud para el paisaje era envidiada por nosotros y muy estimada por Haes, y yo, tuvimos la fortuna de acompañar al maestro en el verano del 74 á los Picos de Europa. Bien nos mostró Haes á qué punto llegaban su entusiasmo y su laboriosidad: bien nos estimuló con su ejemplo. Jamás estaba ocioso, y cuando la lluvia nos imposibilitaba de pintar en el campo, faena en la que empleábamos todas las horas de luz, el aprovechaba el tiempo pintando desde la ventana de la posada ó de la fonda en la que nos hallábamos, lo que veía delante. En aquel viaje trabajó enormemente, y entre los muchos estudios que hizo se cuenta aquél de que se sirvió para su cuadro "La Canal de Mancorbo" del Museo Moderno.

Publicado en la Ilustración Española y Americana en 1898.

En los Picos de Europa...en 1874...

martes, 8 de septiembre de 2009

En Sotres no hay taberna


Horas y horas de caminatas á obscuras, acaban por angustiarnos. Yo vi un día de sol radiante y una noche de luna llena en aquellos parajes, y el recuerdo de su espléndida belleza me indignó aún más contra el destino, que nos ciega ante maravillosas perspectivas.
A las dos de la tarde hemos alcanzado 1.803 metros. Estamos llegando á la cumbre, al pie del pico “Macundio”, por cuya base pasmos conteniendo la respiración, pues el guía nos ha advertido el peligro de los desprendimientos de peñascos, que pueden aplastarnos.
Al terminar aquel paso nos sentamos á descansar, descorazonados, perdida toda esperanza de contemplar aquellas crestas rocosas, de salvaje belleza, y aquellos inmensos horizontes que desde las cimeras divisan, y cuando más abatidos nos hallábamos, un rasgón violento de la niebla nos muestra en todo su esplendor, en toda su grandeza, todo el enorme picacho de Macundio, destacando su mole obscura sobre un cielo azul purísimo.
La tarde caía y era preciso abandonar aquellos parajes.
El descenso hasta Sotres, que hacemos á la siguiente mañana, nos proporciona un bello espectáculo al descubrir las grandiosas cumbres del macizo central.
En Sotres queremos adquirir comestibles y buscamos un comercio, una taberna. En Sotres no hay nada de esto. Un virtuoso sacerdote nos alberga en su casa humildísima, y gracias a él podemos yantar a manteles.
Proyectamos al día siguiente atravesar el corazón de los Picos.
Remontamos el collado, y á la hora y media de marcha surgen a nuestra izquierda, imponentes las cumbres del macizo, y, poco después, aparece erguido, majestuoso, con altivez, de emperador, el coloso de los Picos; el naranjo de Bulnes…


Publicado en la revista Esfera en 1917.


En los Picos de Europa…en 1917…