Como si una huída sin premeditar se tratase, dejando atrás trabajo, esfuerzo y hasta sueños y por qué no decirlo...miseria, mucha miseria. Los Picos de Europa, salpicados de paredes, hechas a mano, que nos recuerdan que este territorio tuvo mucha más vida de lo que hoy podamos imaginar. Una forma de vida que no ha soportado el empuje de la modernidad, que sufrió lo que hoy conocemos como reconversión.
¿Cuanto tiempo más soportaran estas paredes en pie?¿Cuanto tiempo más seguirán invitándonos a recordar que hubo un día que tuvieron un techo?
En Cabrales...en 2008...
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