Conecto el transistor y escucho las noticias de la radio. Después del boletín de las siete horas, el locutor hace un saludo a todos los oyentes, que se van incorporando a la audición del programa y dice que envía un saludo. "A los habitantes de un pueblecito aislado en los Picos de Europa, Sotres, que desde hace doce días están bloqueados por la nieve, sin tenerse noticias de ellos. Ayer se les intentó enviar alimentos y socorro desde Espinama, pero los esfuerzos fueron infructuosos, debido a la cantidad de nieve y a la ventisca. Hoy se les intentará enviar algo a través de un helicóptero, único medio de llegar a la zona...
...Esperamos más de una hora y no se oye ningún ruido de motores ni aparece aparato alguno sobre el cielo de Sotres. Hacia mediodía se oyó el ruido de un motor por el aire; en seguida notamos que era un reactor, de los que suelen cruzar muy altos, sobre nuestro pueblo y sobre estas montañas de los Picos de Europa. ¡Una falsa alarma! Ya empezamos a desesperar y pensar que, o nos han engañado, o no se arreglaron bien las cosas, para que venga el aparato. Esperamos un poco más, mirando al cielo, de vez en cuando...¡ Por fín, se empieza a escuchar el ronroneo de un motor, por el lado de Pandébano! Salimos corriendo de las casas...¡Allí, allí vienen, por encima de Pandébano...!
Docenas de ojos se dirigen hacia le lugar de donde proviene el helicóptero. La alegría se nota en los rostros de jóvenes y mayores. Los niños salen corriendo de las escuelas y todo el pueblo se pone en revolución.... muchos acuden provistos de envases vacíos de gas butano, de las botellas azules, que empleamos para el alumbrado, pues la emisora de radio ha dicho a mediodía que traerían gas, entre otras cosas
Cuando el aparato está ya encima de nuestras cabezas, nos damos cuenta de que es muy pequeño. Se pueden leer ya las letras "Guardia Civil", que lleva escritas sobre su color verde aún cuando está en el aire. Da un rodeo al pueblo. Ahora el ruido es mucho mayor. Cuando se aproxima para posarse, las aspas levantan la nieve del suelo y lo azotan contra nuestros rostros, que tenemos que taparnos...desciende, desciende y se posa felizmente en el suelo. Son momentos indescriptibles, de emoción y de expectación...
Extraído de "Mientras cae la nieve" por J.Antonio San Emeterio.
En Sotres...en 1977...