Hay unos lagos en Covadonga que están situados bastante más cerca de la basílica que los afamados Enol yErcina, aunque por suerte, o por desgracia, que esto nunca se sabe, no son visibles fácilmente.
Están situados en la Cueva de Orandi, la que comunica con la santa cueva a través del río Deva. El primer lago tiene 25m de diámetro siendo su forma circular; el segundo, alargado, es más pequeño y rondará los 15m de longitud; como puede verse las comparaciones están en todos los sentidos fuera de lugar.
Fue Aurelio del Llano quien un 25 de mayo de 1918 solicitó autorización al abad de Covadonga para explorar la cueva de Orandi, le acompañaba Constantino Cabal y no tardaron mucho en darse cuenta que las dificultades que entrañaba dicha exploración les desbordaba por completo. Aún así podemos considerar a estos dos personajes como los primeros espeleólogos de los Picos de Europa. A pesar de no poder recorrer la cueva en su totalidad, si llegaron a la conclusión de que por allí era harto difícil el paso de personas, incluidas las huestes de Pelayo, que al fin y al cabo era lo que querían constatar.
Pero volviendo a los lagos. Unos años antes, estuvieron a punto de tener un vecino en la misma vega de Orandi. La causa fue el proyecto que el Sr Acebal, ingeniero de profesión, esbozó para inundar la vega por medio unas "facilísimas obras" tal como el mismo mencionaba a Emilio García de Paredes en 1911 y que tenían al turismo como embrión de la idea.
La idea se quedó en eso, en proyecto. Quizá hoy estuviésemos hablando del lago de Orandi...del que se ve.
En la Vega de Orandi...en 1911...
viernes, 8 de agosto de 2008
Los Lagos de Orandi
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sábado, 2 de agosto de 2008
Las patatas de Bulnes
Una de esas obras, titulada “Cuentos bárbaros” 1957 es buen ejemplo de lo que comentamos. La Garra” ó “Caminitos de Dios” son dos de los cuentos que forman esta obra que tiene en común el terreno en que se desarrolla el argumento, los Picos de Europa.
…el comió bien, estaba agradecido. Les habían dado leche unos pastores, que encontraran más atrás; pero persistiera el hambre, porque desde que entraran en el puerto, sólo hallaran leche y torta. Era terrible el meterse por estas soledades infinitas, aun conociéndolas bien…! El las conocía bien, podía afirmarlo. Era de un chozo de Bulnes, y había pastoreado en las majadas de mayor categoría. Sabía de Sobeyucu y del Contrello y de la Fabariega y del quemado, y no había senderito que ignorara, por intrincado que fuese, desde el Amuesa a Culiembro, y desde Culiembro a Ostón…Y era mala tierra aquella…
-Yo recuerdo que a veces, cuando chico, para comprar las patatas que necesita Bulnes, teníamos que ir hasta Potes!
Era mala tierra aquella, pero aun así mala y todo, desamparada y todo, pobre y todo, a quienes la encontraban en su cuna, por lejos que se marchasen los arrastraba indefectiblemente.
En los Picos de Europa…en 1957…
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martes, 29 de julio de 2008
El ejército en el Torrecerredo
…llegamos a Poncebos. Aquí nos topamos con el guardia nacional Alfonso Martínez, el “técnico” del Naranjo de Bulnes, hábil maestro para cuantas travesías se realicen por estos macizos. Esperaba una expedición gijonesa del Club Montañero “Torrecerredo”, que había de guiar a la cumbre, y a ella nos agregamos.
Con el fin de “matar “la tarde se decide subir a Bulnes y esperar allí al grupo. Pasado el túnel de la carretera en construcción (proyecto que alcanza hasta Valdeón) se toma a la izquierda un camino que nos cruza el Cares por el puente la Jaya, y por otro de rollizos nos coloca en la muralla izquierda del río Bulnes. El camino, que más parece una senda, tiene su encanto particular, pues trazado con esa maña e ingenio propio de los habitantes de Picos, está materialmente colgado del abismo y va “escalando” la muralla hasta alcanzar el lugar conocido por las “Salidas”, lugar verdaderamente impresionante. Después el camino pierde emotividad y nos conduce frente a Bulnes, que colgado entre unas rocas se alcanza después de un fuerte repecho; el tiempo de recorrido es cómodamente de noventa minutos. Ya oscurecido, llega el grupo montañero con el problema de cobijarse, pero la habilidad de Alfonso utilizando una “tenada” nos dejó en disposición de reparar unas horas de sueño.
Día 7. Bulnes-Torre de Cerredo (2.642)-Puente Poncebos.- Poco peso en la mochila, con lo indispensable para reparar energías en dos comidas; se sale de Bulnes a las cinco, aprovechando la luna, tomando, junto a la primera casa en dirección este, un camino de buen piso, en un principio de marcada pendiente, hasta alcanzar una campera, la cual se atraviesa para atacar una brusca subida hasta alcanzar el Collado de Amuesa, que nos sitúa a 1.397 metros sobre el nivel del mar cuando el reloj marcaba las 7, 10 horas; hasta ahora el camino sube por una angosta vaguada formada por dos murallones: el de la derecha baja de los puertos de Amuesa, y el de la izquierda, de las cresterías del Bollo.
En Amuesa una serie de praderías, donde apacienta de mayo a septiembre abundante ganado vacuno; en las cabañas notamos que no se apaga el fuego durante la noche, pues el frío es intenso.
Desde estos puertos divisamos hacia el sur, entre unas agudas crestas, la torre que el sol ilumina con cierta vistosidad; más nuestra vista no alcanza a comprobar el comentario de los pastores, de que más tarde pudimos dar fe, pues en efecto, durante la noche había caído nieve.
Se reanuda la marcha en dirección sur, remontando una ladera que, ganando altura, pierde poco a poco el verdor, hasta que, al fin, la roca es lo único que se muestra; nos adentramos por el Hoyo del Agua, y a las 9,20 alcanzamos el Hoyo de los Cambrones, y en su fuente reponemos energías. Con dirección sudeste remontamos una fuerte pendiente hasta ganar el Jou Tras el Brazo, a las 10,45; se suaviza más el camino cuando marchamos por los 2.200 metros con las precauciones necesarias por las torrenteras. Ya en la falda oeste del Hoyo de Cerredo vimos al extremo opuesto, entre el Neverón de Urruello y Torre Pandida, dos grupo de rebecos. ¡Qué agilidad y rapidez en sus saltos, al trepar por la pared bajo la confusión que les infunden los dos grupos en que marchaba nuestra expedición montañera!
Son las 11,45 cuando alcanzamos la Torre de Cerredo y nos preparamos para la escalada; no es necesario encordarse, pero sí tener precauciones ante la cantidad de piedras movidas. Escasamente veinticinco minutos invertimos, y a las 12,20 anotamos en el libro del Buzón dieciséis firmas; según el guía la expedición más numerosa que ha conducido hasta la fecha. La visibilidad no es buena por la bruma que existe; pero entre los jirones de la niebla vemos al Naranjo y a Peña Vieja tan cercanos en el espacio y tan lejos en el tiempo, que obliga a andar tantas horas para salvar tan poca distancia.
Emprendemos le regreso a las 13,40 en la base de la Torre; continúa su travesía el grupo montañero, que marchan hacia el Refugio de Collado Jermoso, mientras que seis regresamos por el mismo camino: son las 15,20 cuando llegamos a la última fuente, y a las 17, 30 pisábamos Amuesa.
Descendemos un poco al cabo de nuestras fuerzas por le Collado de Amuesa, y en Bulnes son las 19,30, para llegar a Poncebos a las 21,30, después de dieciséis horas de marcha y pasados los dos mil metros de desnivel.
Relato del Capitán de Infantería del Regimiento de cazadores de Montaña nº10, ABUNDIO DIEZ CANTERO. 1952
En los Picos de Europa...en 1952...
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lunes, 28 de julio de 2008
Kachinski en la Canal del Vidrio
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domingo, 20 de julio de 2008
Los ladrones de miel de Peñamellera
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miércoles, 16 de julio de 2008
Los compañeros de Casiano de Prado
En 1853 Casiano de Prado regresaba de nuevo a los Picos de Europa, tras el fallido intento, debido a las condiciones meteorológicas, de dos antes antes. En esta ocasión se hizo acompañar de dos franceses.
El paleontólogo Edouard de Verneuil, que efectuaba su quinto viaje a España y M. Lorière, colaborador del anterior.
Al igual que Casiano de Prado , acometieron la ascensión de la Torre de Salinas, pensando que se trataba de la cumbre más alta del macizo. Mal asesorados, ya en la cumbre se percataron de que efectivamente eran muchas las cumbres que superaban en altitud a la que ellos se encontraban y también fijaron su vista en la denominada Torre del LLambrión.
En 1854, estos dos estudiosos publicaron en el Boletín de la Sociedad Geológica francesa un artículo en el que entre otras muchas más cuestiones, nos cuentan someramente sus impresiones sobre los Picos de Europa.
Nota.El siguiente texto es el resultado de una traducción personal que a ciencia cierta contiene errores. Espero sean disculpados.
M Verneuil comunica en nombre de M Lorière y en el suyo propio la siguiente tabla de la determinación de las alturas que han observado en España durante el verano de 1853, acompañado de una breve reseña de su viaje.
…la parte central de la cadena deja de repente de contener trazas de terreno secundario, y al O. de la Sierra de Sejos que está ocupado en toda su anchura desde Guardo hasta Ribadesella, en la orilla del mar por rocas Carboníferas. Las bandas dévouieuues se muestran gradualmente hacia Santa Olaya y Sabero, no tardando los depósitos de esta época,en predominar en el lado sur, como puede verse muy bien en la carretera de León a Oviedo. Finalmente más al O aparecen los esquistos y cuarcitas, probablemente silurienses de la parte occidental de Asturias, seguida por rocas cristalinas de Galicia.
En esa región carbonífera se encuentra la parte culminante de la cadena . Los Picos de Europa y Cobadonga que se elevan hasta 2500 y 2600 metros, se componen enteramente de caliza carbonífera. Esta, a menudo, es denominada por los ingleses como caliza de montaña, denominación que encaja perfectamente en este lugar ya que en ningún lugar de Europa se forman montañas más accidentadas y escarpadas que se eleven a alturas semejantes. Uno de los ejemplos más notables de estas profundas hendiduras es el que ofrece el emplazamiento de la pequeña aldea de Caín, en el distrito de Valdeón, en el nacimiento del río Cares que lleva a Arenas de Cabrales. Situada en una depresión con forma de cráter, al pie de los mas altos picos, esta aldea se encuentra 2000 metros por debajo de la Peña de Liordes, no distando en línea recta mas que 7 u 8 kilómetros, lo que resulta un fenómeno bastante singular; mientras que la nieve, durante una parte del verano persiste en las cumbres de las paredes casi verticales que lo rodean, sus habitantes raras veces la ven cubrir el suelo de sus prados incluso durante el invierno. Un solo sendero inaccesible a las caballerías sirve para ponerles en comunicación con el resto del mundo.
La primavera de 1854 había sido tan fría que el 1 de agosto los Picos de Europa conservaban todavía bastante de su nieve, y no sin pena, ante la imposibilidad de encontrar un guía habituado a esas montañas, hemos conseguido centrar nuestro barómetro a la cumbre de la Torre de Salinas, uno de los picos que forman parte del grupo de la Peña de Liordes.Llegamos con bastante facilidad justo hasta un valle circular todavía cubierto parcialmente de nieve, mas nosotros ignorábamos cual era el pico más elevado que lo rodeaban. Al llegar a la cumbre de la Torre de Salinas, cuya altitud es de aproximadamente 2495 metros, nosotros reconocimos que otro pico situado más al N, denominado Torre de Llambrion era un poco más alto que el nuestro. Estos picos que están sobre el límite de las provincias de León y Asturias, se presentan a los habitantes de este país de una manera imponente y muy majestuosa y han recibido diferentes nombres de los que se dan en el reino de León. De esta manera es muy probable que el pico que nuestro amigo M. Schulz denomina las Moñas y al que asigna una altura de 2625 metros es la misma que la Torre de Llambrion.
Quizá nos sorprenda oír hablar de nieves abundantes el 1 de agosto en una cadena que no se eleva por encima de los 2.600 metros, pero no debemos olvidar que está a 25 o 30 kilómetros del mar, y está expuesta a todos los vientos cálidos y húmedos que vienen desde el oeste actúando como un condensador de todas las nubes formadas sobre el Atlántico. En años normales la nieve desaparece casi por completo.
El macizo de los Picos de Europa, así llamado sin duda porque son las primeras montañas que perciben los navegantes que vienen del nuevo continente, forman una prominencia al norte de la cadena principal, de manera que con buen tiempo se podría desde este punto divisar la mayor parte del Principado de Asturias y la mitad de la provincia de Santander. El día que nosotros ascendimos el cielo estaba azul sobre nuestras cabezas, pero el lado norte de la cadena estaba oculto debajo de una cortina de nubes bajas, de la que hemos visto surgir, como islotes, el macizo de Peña Mayor y el Monte Aramo. Hacia el sur se distingue por los claros, la alta meseta de León, además de los principales picos de la Cordillera, como los de Espiguete, de Cubil de Can, mientras que al E se ordenaban en semicírculo todos los picos que forman la depresión de la Llevana. La Gran Depresión de aproximadamente 30 a 35 kilómetros de diámetro, en donde Potes ocupa el centro y donde el agua se escape por una grieta donde se encuentran los baños de la Hermida, con muchas analogías, por la dimensiones y con la forma que presenta, a la zona central de Daghestan, al N del Caucaso, que hoy sirve de retiro a los últimos defensores de la independencia de estas montañas y que nos dio a conocer M.Abich
Nosotros no encontramos ningún fósil en las rocas calizas de los Picos de Europa , pero nosotros encontramos a sus pies, cerca de Arenas de Cabrales y esos fósiles, entre los cuales citamos el Productus Cora, P semireticulatus y Spirifer lincatus no pueden dejar ninguna duda sobre la edad del tereno.
En la Torre de Salinas...en 1853...
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lunes, 14 de julio de 2008
El Lago de los Urrieles
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